LA CAJA DE LOS DOS BESOS

Próximo ya el Adviento y preparándonos para la llegada del Hijo de Dios,compartimos con todos vosotros un pequeño cuentecito que hemos encontrado en la revista Alderabán, Grupo Everest. Noviembre 2009, número 12

LA CAJA DE LOS DOS BESOS

Las campanas al vuelo de palacio anunciaban el estado de buena esperanca de la reina. Un nuevo heredero estaba en camino y había que disponer de todo lo mejor para él.
Preparar la caja de la vida al futuro rey es solo uan tarea de los padres. Así pues, reina y rey comenzaron a decidir qué contendría la caja del futuro monarca.
Lo primero, la caja. Y para ello buscaron al mejor ebanista, quien, con madera de caoba, comenzó a tallarla. Mientras, el rey y la reina hacían acopio para el futuro príncipe de derechos y más derechos, dineros y más dineros, posesiones y más posesiones.
En el séptimo mes de gestación, la caja estuvo acabada. Entonces, padre y madre se dispusieron a introducir en ella todos aquellos bienes pero.. si introducían en la caja los dineros, no cabían las posesiones ni los derechos; si introducían los derechos, no cabían los dineros ni las posesiones; si...
La solución era bastante fácil, una caja más grande, tan grande que contuviese todo. Llamaron de nuevo al ebanista, pero este expuso la imposibilidad de tenerla terminada para el momento del parto. Si un ebanista no podría, si muchos. Rápidamente una orden de los reyes comvocó a todos los ebanistas del reino para labrar la grna caja real. Día y noche, noche y día, los ebanistas se afanaron en los talleres de palacio. Era el mes octavo.
Un día antes del noveno mes, los reyes bajaron a los talleres y con satisfacción admiraron la caja terminada y felicitaron efusivamente al maestro que había dirigido los trabajos.

Al finalizar el noveno mes, la reina se puso de parto y dio a luz a su hijo. Lo primero que vio el bebé fue su enorme caja del tener. De repente, la respiración del bebé se entrecortaba y comenzaron los primeros síntomas de ahogamiento. (Los papás le habían preparado una gran caja del tener y solo con ella no se puede vivir).

-¡Una caja de la vida!
-¡Una caja de la vida!
-¡El niño se muere!
Eran los gritos desesperados que se escuchaban en palacio. Nadie tenía la caja de la vida que necesitaba el primogénito.
Quiso la fortuna que hubiese en un rincón una minúscula caja de la vida. Una cajita tan pequeña que solo cabían dos besos: el de mamá reina y el de papá rey,

Aquella diminuta caja de la vida salvó al recién nacido y cuenta la historia que todos aquellos derechos, dineros y posesiones reales que contenía la caja de caoba fueron compartidos, alcanzando el reino una gran prosperidad.

Frente a la caja del tener, los dos besos del querer dieron la vida al niño y la prosperidad al reino.

Nuestro deseo: que sepamos transmitir a nuestros alumnos y a sus familias, durante este Adviento, la importancia de la caja de la vida: amor, solidaridad, compartir, acoger, respetar... frente a la caja del tener.

Equipo de Pastoral del Colegio Santa María Marianistas Madrid